sábado, junio 30, 2012


Percepciones vivenciales: El miedo como instrumento para inmovilizar.

El miedo como instrumento.
El control social es un conjunto de prácticas, actitudes y valores, utilizados con el propósito de proseguir con el orden establecido en la sociedad. La policía, quien tiene a su cargo el ejercicio legítimo de la fuerza como brazo del Estado, asume dicho control social de forma coactiva o violenta, según limites que le demarca a la legislación. 

Existen formas no coactivas, como los prejuicios, los valores, y las creencias, que son reproducidas en la sociedad por la familia, la escuela y la comunidad; y forman parte de la cultura instalada desde posiciones hegemónicas, que buscan mantener lo establecido, desde la sumisión del pensamiento de las personas, tanto de modo individual como colectivo.

Es necesario evidenciar que los medios de control social son: las normas sociales, las instituciones, las religiones, las leyes, las jerarquías, los medios de represión. En este apartado, la indoctrinación, como los medios de comunicación y la propaganda, juegan un rol fundamental que no es percibida de manera frecuente por las personas, puesto que es naturalizada en su funcionamiento.

Modo de operar.
Los modelos diversos de sociedad que co-existen de manera “armónica” y soslayada, en las ocasiones que el dispositivo del miedo es activado, se retrotraen generando fricciones, pero al mismo tiempo evidenciando las posiciones reales de quienes juegan en el tablero del poder económico, tanto desde el ámbito político-público como del político-privado.

Existe un intento sostenido de imponer la premisa de quien tiene ideas, tiene ideología, y por tanto es una persona violenta. En contra de la premisa de que una persona educada es una persona libre, y por tanto es capaz de tener ideas propias, para obrar en consecuencia.

¿Hasta qué punto la escuela como instrumento de reproducción social contribuye a generar esa libertad de pensamiento? Cuando los demás elementos, la familia y la comunidad, siguen sosteniendo las mismas formas de control social que en otros tiempos, para activar el mecanismo del miedo, y salir en defensa del orden establecido.

Tendencia a inmovilizar.
La masacre de personas en situación de explotación y pobreza en la Ciudad de Curuguaty, han desembocado en una serie de hechos previstos desde hace tiempo, pero sin fuerza suficiente para ser practicados, por los sectores de poder político y económico, que no toleraban ver riendas del control de poder del Estado en manos de grupos “anormales”, respetuosos de la diversidad.

Resquicios claros de autoritarismo como derivado de los años de dictadura, sumado a una sociedad altamente conservadora, se evidenciaron en la forma de actuar de los medios masivos de comunicación, y ante la incertidumbre creada, la instalación del miedo en las personas, fue normal.

Es en el miedo donde se forja la idea de parálisis, que no permite pensar con claridad, y donde los mecanismos de autodefensa y sobrevivencia se activan, en el plano individual por sobre los intereses del colectivo. Esa energía es utilizada según como se canalice, y un canalizador por excelencia del miedo es la derecha, bajo preceptos de dios, patria y familia, acobijan de forma segura, a quienes no encuentran de manera propia respuestas a las situaciones en conflicto.

En gran medida explica, porqué el vienes pasado, ante la situación de violación de la voluntad popular, la ciudadanía opto en gran medida en ser un mero habitante, presenciando de forma expectante tal desenlace de una copa del mundo, teniendo a los medios de comunicación como referentes sociales y políticos, y no a los actores reales.   



Aníbal Cabrera  Echeverría
 Paraguay, 29 de junio de 2012. 

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