sábado, mayo 17, 2008

Percepciones vivenciales V: Acciones del poder, y captura de la empresa. (16/05/2008)

El 20 de abril de 2008, la dignidad venció luego de 61 años. Y las implicancias de dicho hecho histórico aun cuestan entender, tanto para quienes ganaron las elecciones como para quienes la perdieron. Es que ponerse a la altura de la situación implica no solo la legitimidad de origen que brinda las urnas y la voluntad popular, sino también de acción, y esto último, es justo lo que se ha puesto a prueba desde 1989, en las diversas elecciones vividas, y gestiones realizadas por quienes hoy integran la APC, Alianza Patriótica para el Cambio, en particular por el PLRA, Partido Liberal Radical Auténtico.

En las semanas siguientes a las elecciones, hemos venido escuchando varias veces dos frases singulares, provenientes de las personas que integran la máxima directiva del PLRA, “se ha capturado el poder”, y “somos los accionistas del 80% de la empresa”. Ambas, nos dan amplias razones, no solo para analizar el significado real de las mismas, también nos provoca preocupación, las reales intenciones que detentan desde este sector de la APC, en el ejercicio de poder, que deberá ser compartido dentro del conglomerado de Partidos Políticos que han dejado de ser la eterna oposición, para asumir el gobierno, de la mano de Fernando Lugo, ex – obispo de la Iglesia Católica, que quien será ungido como Presidente de la República el 15 de agosto próximo.

La ineficacia e ineficiencia del Estado ha convertido al país en una nación excluida, atrasada y marginada, no solamente en el ámbito interno, también en el externo; a la incapacidad de dar respuesta a los problemas de salud, educación y trabajo, en donde más 1.500.000 personas viven en condiciones de pobreza extrema; se suma la inoperatividad en términos económicos y diplomáticos de posicionar al Paraguay como un eje de desarrollo, en el centro de América del Sur, teniendo todas las condiciones necesarias para poder ser más que un país bisagra entre Argentina y Brasil.

Si el poder es “la fuerza de ser capaz de”, en este caso gobernar un país sumido en la pobreza, económica, social y política, en donde una mafia capturo el poder hace 61 años por medio del Partido Colorado o ANR, Asociación Nacional Republicana; todo parece indicar que la democracia, solo ha colaborado en transferir las acciones de dicho poder a otro grupo, él cual no es nuevo, tiene más de 100 años de funcionamiento, y con algunas cuotas de participación, tanto en el pasado, como en el presente, estando al frente del gobierno, a nivel central, regional, y local.

La gestión de la administración pública, otorgada por voluntad popular, y no por cuotas políticas, ha sido un desafió para el Partido que hoy se alza como accionista mayoritario de la APC, vencedora de las últimas elecciones generales en Paraguay, es necesario recordarles que el 20 abril, fueron votaciones, no una licitación pública del poder, en donde por la apertura de los sobres han ganado la empresa, mejor conocida como Estado; este último tiene como dueña a la ciudadanía, pues ella es la que por medio del pacto social, llamada Constitución Nacional, otorga sus fuerzas y poderes a dicho ente, para que pueda administrar no solo la fuerza de modo legitimo, sino también el poder, en los ámbitos económicos y políticos, con el deber de tener una mejor distribución de la riqueza, con equidad, y la participación plena y efectiva de la población en los destinos de la nación.

Nos hemos despojado del yugo, por segunda vez, los lazos del poder, secuestrados desde 1947, por la oligarquía, las milicias, y mafias, han sido retiradas por la ciudadanía, pero no vueltas a entregar, ahora cada persona de a pie tiene un poco más de dignidad, y por ende de poder en sus manos, sin negociar prebendariamente, en el Paraguay, hoy se camina con la cabeza un poco más levantada, situación que indica, no solo un cambio de signo político en el gobierno, sino un cambio de mentalidad, estamos a puertas de desaprender viejas prácticas, y emprender un nuevo sendero a la libertad, teniendo de base nuestra identidad.

Aníbal Cabrera Echeverría
abcabreche@gmail.com