jueves, octubre 30, 2008

Interesante: La Minga es el modo en que los de abajo han decidido "concertar la palabra y convertirla en camino". Es apenas el primer paso. Pero el que marca el rumbo y deja huella.

lunes, octubre 13, 2008

Percepciones vivenciales:
Crisis de la crisis, cuando lo establecido se va modificando.


Cuando se tiene conciencia que el nivel de argumentación es menor al interlocutor, se inician los discursos recurriendo a un elemento tradicional de quienes terminan usando la fuerza para imponer sus ideas, desmeritar o deslegitimar a la otra parte, minimizando su existencia, y por ende su validez para dialogar. Entonces surgen preguntas que son necesarias, al menos ser oídas, sí no se tiene la capacidad de responder de modo coherente, y hasta cortés. Acaso el acceso a la educación no es un derecho?. La universidad, como entidad educativa sin fines de lucro, no debería brindar una educación de calidad, también garantizar el acceso a la misma?.

La usurpación significa apoderarse de una propiedad o de un derecho que legítimamente pertenece a otro, por lo general con violencia; o arrogarse la dignidad, empleo u oficio de otro, y usarlos como si fueran propios. En este caso la usurpación o la lectura de la realidad, hecha por un sector estudiantil en la Universidad, y la incorporación al discurso de las diversas situaciones de exclusión política, social, económica y cultural, en la que se hayan sumidas más del 50% de las personas que viven en el país, como simples habitantes, y sin capacidad ni condiciones para ejercer una ciudadanía activa, indica el grado de reflexión y conciencia colectiva a la que ha llegado dicho grupo de personas jóvenes.

Por otro lado, ocupar es tomar posesión o apoderarse de un territorio, de un lugar, de un edificio, instalándose en él; es llenar un espacio o lugar; es llamar la atención de alguien; darle en qué pensar; es emplearse en un trabajo, ejercicio o tarea; es preocuparse por una persona o situación prestándole atención; es asumir la responsabilidad de un asunto, encargarse de él. Y es justamente toda esta serie de acciones que se hallan emprendiendo desde hace dos años estudiantes de la Universidad, asumir su responsabilidad histórica, con su persona y la sociedad, ocupándose de temas importantes pero no urgentes para la clase política del país, y los medios masivos de comunicación.

En nuestra sociedad tradicionalmente se pasaba de la niñez a la adultez, en un proceso rápido casi traumático, hoy en día las categorías analíticas de población han agregado a la adolescencia (que adolece de conciencia) y a la juventud, ambos vistos como un sub-grupo intermedio, caracterizados por la minoridad de edad, y por ende de la invalidez de su opinión en está sociedad adulto-céntrica.

Reaccionar a algo o alguien es una práctica usual de quienes quieren o buscan volver al orden establecido, a la normalidad dada como parte de la comodidad instalada en detrimento de sectores campesinos, obreros, indígenas, poblaciones urbano-marginal, de los cuales no se habla, salvo que sea para degradar aun más su condición humana.

Esas reacciones existen en la Universidad, se han traducido en golpes de guardias, cámaras de seguridad, bajas notas, problemas para inscribirse a materias y exámenes, un repentino control excesivo de la asistencia a clases, y los procedimientos burocráticos, tanto del ámbito administrativo como académico, en restricciones de ingreso y permanencia en el recinto educativo, y frecuentes amenazas de cancelación de matriculas; y que no decir, de desmeritar a quienes hacen parte del movimiento “insurgente” universitario, hacia las reales intenciones de la critica, las tendencias sexuales, afinidades políticas, ausencia de cabalidad, manipulación de masas, y actuaciones al margen de la ley, entre otras cuestiones.

Las diferencias pocas veces son dirimidas por medio del dialogo, al cual se invoca, anuncia y convoca, pero nadie tiene capacidad de ejercerlo, sostenerlo, y canalizarlo, entonces la respuesta más común es la exclusión en base al temor o miedo a lo desconocido, al cambio, sea para bien o para mal, pero si partimos de la base que ahora estamos mal, una propuesta de alternativa seria peor acaso que la realidad actual?. Además, si pensamos que la educación es para la vida, y para toda la vida, las personas pueden aprender en la plaza, o donde sea, siempre y cuando estén abiertas a ello. El inconveniente es que se entiende que la educación es solamente estudiar, pero también es observar, oler, respirar, sentir, y vivir, para lo cual no se necesita un currículum o una escala de evaluaciones para obtener calificaciones que no se corresponden con la persona humana.

Las posiciones antagónicas se tuercen en una dura batalla desde tiempos inmemorables, pero el razonamiento y la argumentación intentan hacer que las fricciones guerreras logren sentarse en torno a una mesa a dialogar, con las artillerías enfundadas. Los modelos de sociedad siempre están en entre dicho, puesto que para un sector su modelo defendido de modo acérrimo es la quinta esencia y la verdad, aunque sea una versión trasnochada, y una visión difusa o sesgada por la enervación de la sangre en la cabeza.

La Iglesia se mantiene con el diezmo y con ingresos provenientes de rentas; en el caso de la Universidad Católica, se auto-sustenta financieramente, sin depender de la Conferencia Episcopal Paraguaya, económicamente, pero si moralmente. Los bienes de la Iglesia, pertenecen a sus feligreses, por tanto es la inmensa población católica, apostólica, romana pero que vive en Paraguay, es la accionista mayoritaria de dicha empresa, llamada alta casa de estudios; atribuirle a la jerarquía eclesial un papel que no le corresponde en la vida universitaria, es intentar ponerle a jugar un rol que el sector laical lo puede llevar perfectamente a la luz del Concilio Vaticano II.

Un grupo de estudiantes, que han asumido su co-responsabilidad con su tiempo e historia, han decidido militar por una causa loable, justa, y clara; educación de calidad, para todos y todas, utilizando la Universidad como bastión del pensamiento humanista, que se debe hallar un paso más adelante de las situaciones que vive la sociedad en la actualidad. Es justamente un timorato que hace más de 30 años gobierna la Universidad de manera tímida, indecisa, encogida en si misma, que solo logra escandalizarse con exageración de cosas que no le parecen conformes a la moral convencional, que tiene temor de Dios, y se gobierna por él en sus operaciones; y así la alta casa de estudios no logra avanzar, en términos científicos ni humanos.

La gran mayoría de las personas, jóvenes y adultas, que asisten a la Universidad Católica, trabajan de mañana, tarde, o noche, en una o más combinaciones, para poder pagarse la matricula anual, y las cuotas mensuales que solventan los costos de funcionamiento de la Universidad, y son estos recursos la principal fuente de ingresos que tiene. Por tanto, el uso que se hace de una instalación a la que se aporta para su mantenimiento, más cuando desde dicho espacio se promueve la interacción y articulación entre la teoría y práctica, no tiene más gravidez, que mostrarle a las autoridades administrativas y académicas, que dicha acción es posible, cuando se tiene voluntad.

Los extremos causan daño, sea de cualquier lado, pero no parece ser el caso del Aula Magna, puesto que desde allí se señalan las contracciones del Sistema Educativo en Paraguay, y en particular la gran brecha que existe entre la teoría y la práctica, en términos de calidad académica, extensión e investigación, pilares que forman la base de la construcción correcta de cualquier Universidad, sea confesional o laica. Y esta situación no tiene vinculación con la mayoridad de edad, condición ya dada en quienes se hallan dentro del Aula, puesto que la reflexión–acción, y el compromiso socio-político no se halla enmarcado dentro de una edad cronológica determinada.

El saber, sea popular o científico no debería tener precio, la educación como mecanismo de reproducción de dichos conocimientos, sean de los campos sociales, culturales, económicos o políticos, es un derecho humano que debe estar garantizado por los Estados a todos sus niveles, el hecho que la gestión privada de la Educación Universitaria halla convertida a la misma en una mercancía de cambio, donde el fetichismo es el cartón o titulo, como lo único que vale realmente, sin importar el proceso educativo y la calidad de la enseñanza,, no es garantía de ser mejor persona o de obtener un trabajo digno.

El fracaso de la sociedad actual esta a la vista, niñez en situación de calle, pueblos originarios abandonados a su suerte, hacinamiento en las cárceles y en los bañados de Asunción, un modelo productivo que no produce desarrollo equitativo, una clase política preocupada en el confort de su vida, sectores empresariales voraces que controlan los medios de comunicación, desvirtuando la esencia de los mismos.

Los derechos humanos no han sido considerados por el Estado Paraguayo desde hace muchos años, nuestro país firma todos los convenios y tratados internacionales que en las salas de gala son ofertados por los organismos multilaterales de cooperación, a penas ratifica unos cuantos, y no logra bajo ninguna circunstancia aplicar los mismos, a políticas de Estado a mediano y largo plazo.

Como sociedad, tenemos mucho por conversar, debatir, reflexionar, es necesario sentarnos a poner todas las cartas sobre la mesa, e ir barajando alternativas, necesitamos refundarnos como nación y reconciliarnos como pueblos con nuestra patria, un Estado ausente es reflejo de una sociedad apática, por culpa del letargo y el sopor, fruto de las décadas de opresión y sometimiento.


Aníbal Cabrera Echeverría.
Septiembre, 2008.
abcabreche@gmail.com