martes, diciembre 25, 2007

YO
Aprendí a:
Gritar menos
Mirar más allá
Llorar sin vergüenza
Conocerme en verdad
Convivir en la diversidad
Soñar a pesar de la dura realidad
Emprender nuevos caminos dejando otros
Querer sin esperar nada a cambio, o casi nada
Callarme y escuchar a mi voz interior más a menudo
Pensar más en mi mismo para poder comprender a las personas
Viajar a distintos sitios del mundo sin perder la perspectiva
Reírme de mi mismo y de las situaciones adversas de la vida
Desarrollarme como persona con la ayuda de muchas personas
Valorar lo que tengo y quien soy como un don que debe ser
compartido
Gracias
Por ser
Parte
De mí
Vida
En el
2007

Espero que el 2008 sea un año lleno de bendiciones como lo fue este, y que de alguna manera sigamos caminando juntos, paso a paso, golpe a golpe.

Aníbal Cabrera Echeverría
Paraguay, diciembre de 2007

domingo, septiembre 09, 2007

Agosto, 2007.

Hay personas que esperan un tiempo,
Otras que viven esperando.

Hay personas que están esperando,
Pero no saben lo que esperan.
Hay personas que esperan solas,
Algunas en cambio esperan acompañadas.

Hay personas que esperan un rato,
En cambio otras están hace mucho tiempo.

Así, hay personas que esperan un instante,
Otras infinitamente.

A veces parece que la vida se va huyendo,
Pero en verdad pasa lentamente,
Solo que no la vivimos.

domingo, junio 10, 2007

Lectura comprensiva de la realidad IV

Entre la niñez y la adolescencia.

Angélica, acaba de cumplir 12 años, tiene una hermana mayor, y dos hermanos menores que ella, vive en el campo, desde que nació. Han quedado al cuidado de su padre y la abuela materna, pues su madre fue a España a trabajar, hace casi dos años, tiene pocas noticias suyas, sabe que está en una ciudad al sur, y que vive en la casa de unos ancianos, a quienes cuida pues sus hijos no tienen tiempo para esa tarea.

La zona donde vive es la típica compañía del campo, perdida entre el monte, donde se separa de otros poblados por los bosques y riachuelos que serpentean sin cesar entre rocas musgosas. Las plantaciones están divididas en dos, alrededor de la casa están puestas aquellas que son de consumo familiar, casi diario; y a un radio de un kilómetro de la casa se inician las plantaciones masivas, de un lado frutas, y del otro verduras. Los caminos son inaccesibles normalmente, y cuando llueve la población queda aislada por semanas.

En la escuela tiene varias amigas, lidera un grupo que baila música folklórica, en el país esto es una tradición, pero que solo se conserva ya en el campo, las grandes ciudades van teniendo otro ritmo de vida, y por tanto otro estilo de música, una cultura menos autóctona, y más trastocada por las influencias de países limítrofes. A veces, todo esto se mezcla en algún festival que eventualmente se organiza en la comunidad para conmemorar una fecha ya lejana, que nadie recuerda bien la historia o sus significados.

La abuela ejerce mucha presión sobre ella, la controla bastante, no la deja jugar con los varones, ni subirse al árbol, su madre si le permitía esto. Ir a comprar alguna provista para la casa se convierte siempre en un suplicio, el rosario de recomendaciones que recibe se compara con el tratado firmado por el país para la construcción de alguna empresa binacional; esto le genera muchos miedos e inseguridades, cree que tiene un problema grave, y no entiende cual es, para ella nada ha cambiado, salvo una, que solo ella sabe.

A veces se pone a caminar sin rumbo fijo, sin medir la distancia ni el tiempo, lo hace hasta quedarse extenuada, como si perdiera el sentido y entrara en un trance, que al cabo de un tiempo la deja, entonces retorna a su casa, más liviana, más tranquila, menos dolida con su abuela, menos cargada de tensiones. Esto lo aprendió de su madre, que cuando tenia discusiones con su padre, generalmente por razones de dinero, salía sin decir nada, y regresaba casi al oscurecer, para hacerles la cena.

Es una alumna regular, la lectura y explicaciones de textos le cuesta bastante, siempre obtiene bajas notas en las materias leídas; en cambio para las matemáticas es ágil, termina las operaciones de un modo maratónico, le han propuesto competir por la escuela en las olimpíadas regionales que se van a celebrar próximamente, pero en su casa, ella lo sabe… no le darán permiso; la sola idea de decirlo le da pavor, el hecho de tener que viajar, por más que sea por pocos días, generaría un conflicto similar a lo ocurrido el día en que su madre hizo su maleta y, sin mucha explicación, abandonó la casa, la ciudad, el país, a ella, a la familia; esta situación no puede volver a repetirse.

Desde hace unos meses, sin sentir ninguna molestia previa, le ha iniciado un sangrado débil, que le baja de modo periódico, se siente mal por la situación, no le genera dolor. En su entorno no se han dado cuenta que ha crecido mucho, y que ha entrado a una nueva etapa de la vida, la explicación la sigue esperando, pero es un tema del cual las personas adultas no hablan, y mucho menos las de su edad.

B.E.
Lectura comprensiva de la realidad III

Entre el trabajo y el estudio.

Raúl, es un joven de 17 años, este año termina la secundaria, ahora se llama Educación Media, el último año de estudio le ha sido bastante complicado, teniendo que trabajar a medio tiempo para ayudar con los gastos en su casa, pagarse el estudio – pues esto no es gratis – y a veces darse algunos gustos, como comprarse libros.

El barrio donde vive está inserto en una zona de exclusión social, en el cinturón de pobreza de la ciudad. El medioambiente está degradado por varias razones, el humo emitido por fábricas, las aguas negras no tratadas y lanzadas a los afluentes que dan al río, y la basura no clasificada, ni tratada de modo adecuado.

La familia se compone por una madre, dos hermanas, y Raúl, su padre falleció hace unos años, cuando entraron a la despensa que tenían en la casa, para asaltarle; era un grupo de drogadictos buscando la manera de obtener recursos para seguir con la fuga de la realidad que habían iniciado desde hace un tiempo.

La adolescencia no la vivió, de niño pasó a ser el hombre de la casa, haciendo de “poste” emocional a su madre, y referente paterno para sus hermanas. La fase de afianzarse y descubrirse como ser humano, y definirse como persona, en la práctica la vivió en el tiempo transcurrido entre el velorio y el entierro de su padre.

Los trabajos por donde ha peregrinado Raúl han sido varios, precarios todos, en un ritmo de explotación; en ocasiones no podía salir del trabajo y perdía las clases, por el temor de que a fin de mes le descuenten el salario o peor le despidan, que era su mayor preocupación. Pasó por diferentes turnos, limpiando la churería en las madrugadas, las oficinas por las noches, vendiendo diarios por las mañanas, cuidando coches por las tardes, sea cual sea el clima.

Han salido del secundario muchas de sus compañeras, abandonado sus estudios por diversos motivos, algunas han tenido que viajar a otras ciudades, otras embarazadas bajo alguna circunstancia nunca explicada con claridad. Ahora Raúl, debe afrontarse con la situación de tener que optar por mudarse de ciudad para poder seguir sus estudios, o quedarse en el círculo de explotación laboral en el que vive desde que era casi un niño.

Tiene pocos amigos, no le ha sido fácil mantener una relación fluida con alguna persona, sea hombre o mujer; le cuesta confiar en las de su edad, en general conversa con personas que casi le doblan la edad, pero siempre termina decepcionado de ellas. El significado de amistad, fraternidad y confianza, se limita a la seguridad que ha creado en la relación con su madre y hermanas.

El sueño que tiene desde niño, y que nunca ha compartido con nadie es ser un gran médico, hecho que se afianzó con lo ocurrido a su padre. Las condiciones para materializarlo no están dadas en su entorno, su familia depende de él en casi todo, y al mismo tiempo los costos que demandaría estudiar son muy altos, y él no cuenta mucha preparación.

Solo espera que el tiempo pase lentamente, para que no llegue el día en que tenga que decidir entre irse o quedarse, vivir su vida de modo pleno y realizarse como persona, o seguir atado a un rol que le fue dado sin consulta, y que le asfixia el sueño. Le ha sido bastante complicado ser un adulto y mantener su ilusión de niño.

B.E.

miércoles, mayo 30, 2007

Lectura comprensiva de la realidad II
Entre la casa y la escuela.

Marcos va al primer grado, tiene 6 años, el año pasado había venido a la escuela, pero nadie le explicó que tendría que venir cada año, casi cada día. Camina mucho, pero no siente el cansancio pues recorre la distancia jugando y saltando, riendo con otros vecinos que también son compañeros suyos.

Es el último hijo, tiene una hermana mayor de 10 años y un hermano de 8 años, van a otra escuela, en principio él iba con ellos, pero luego un día le cambiaron, la profesora le hablaba mucho, y no le entendía, en ocasiones le gritaba por no sacar el cuaderno del bolso.

Sus padres tienen 32 años, Luis, el papá trabaja como obrero en una fábrica que hace solventes químicos para pinturas, está a dos horas de la casa donde viven, por tanto debe salir en la madrugada y regresa tarde en la noche. Los fines de semana juega fútbol en la cancha del barrio, y toma con sus amigos, tiene todo su tiempo ocupado, y casi no ve a sus hijos.

Elsa, la madre trabaja en la casa cosiendo ropas viejas, y haciendo de paso los quehaceres domésticos, cocina, lava, plancha, barre, etc. Se levanta con el marido y se acuesta luego que este ya se haya dormido, pues ver los uniformes de sus hijos para la escuela es la última tarea del día que tiene para realizar. Casi no se relaciona con las personas que viven en el barrio.

Jugar en el árbol es la pasión de Marcos, trepa tan alto que las ramas casi se doblan con él, su madre le dice que tenga cuidado, en cambio su padre no le dice nada, solo lo mira. Hace unas semanas, cuando venia bajándose, tuvo un resbalón y cayó al suelo, se rozó la rodilla con una piedra y le causó un corte leve; se levantó como si nada cuando ve a su madre correr hacia él gritando y llorando, lo cual le hizo hacer lo mismo a él; su padre llegó luego, pues siempre camina pausadamente, y al verlo llorar, le grita para que guarde silencio.

La escuela es un lugar donde cada día Marcos descubre algo nuevo. Ayer, la profesora le envió una nota a su madre para que vaya junta a ella. Es que hace días que el niño no copia nada. Pasa algo curioso, durante las horas de clase no trabaja, pero al día siguiente aparece con la tarea hecha, y bien hecha. Ya le han dicho que debe copiar en la sala, y que deje de transcribir en casa las lecciones de memoria.

En casa, en los últimos años, escucha cómo sus padres se gritan por temas de dinero, su hermana llora cuando esto pasa, su hermano sale corriendo de la casa, y él solo se queda mirando en silencio la escena, que casi ya la conoce de memoria. Cuando pasa esto, amanece con la cama mojada, y su madre lo golpea.

Tiene amigos, pocos, la mayoría de éstos menores que él, no lidera el grupo, solo se deja llevar por el resto. Los que son mayores que él le llaman tonto, o bobo, y eso le duele, no sabe bien porqué pero siempre le excluyen. Su madre le abraza en silencio cuando esto pasa, en cambio su padre le exige que vaya a golpear a quienes le dicen esas cosas.

Con su hermano casi no juega, pues le ignora al momento de elegir a alguien para el partido de niños. En cambio su hermana, siempre rodeada de niñas, lo llama para interpretar algún papel en los juegos que hacen. Esto pone nervioso a su padre, quien a veces lo golpea por jugar con niñas.
BE.
Lectura comprensiva de la realidad I
Entre la madre y la abuela.

Mará tiene 3 años, habla poco y juega bastante, es hija única, de una joven de 21 años, Julia, soltera, que terminó la primaria y trabaja desde ese tiempo en la calle, y otras veces bajando cargas por la tarde en una fábrica. Ambas viven en la casa de la abuela, María, quien es madre de la madre de Julia, abandonada por su progenitora a los 6 años.

La joven madre, tiene horarios disparejos, a veces sale de noche, otras de madrugada, sin días fijos. Trata de juntar dinero para alimentar a quienes quedan en la casa. Le cuesta hablar con su hija. A veces solo la mira y siente dolor, rabia, y llora en silencio. No la esperaba, al menos tan pronto, su novio le había prometido muchas cosas, y bajo ese manto mágico que fue tejiendo en su cabeza se engendró Mará.

La abuela, es adulta, ronda los 60 años, pero aparenta más, como la mayoría de las personas que viven en zonas de exclusión social. De joven crió a dos hijas, fruto de una relación complicada con el hijo de un empresario, en donde ella trabajaba como empleada, haciendo los quehaceres de la casa. Nunca fueron reconocidas, y las tres fueron olvidadas.

La mayor de sus hijas fue a Buenos Aires a trabajar, y sigue allí con una familia formada; casi nunca hablan, y se ven cada vez que muere un pariente cercano. La menor, fue madre muy joven, y se juntó más tarde con un hombre muy mayor, vive hacia la frontera con Brasil, en el campo; tiene pocos datos de su ubicación, y nunca se han comunicado.

Mará, obtiene su nombre de la frase coloquial del barrio “mara pio reju” (para qué viniste), utilizada normalmente cuando nacen criaturas no esperadas. Está todo el día en la casa, con la abuela, a quien llama mamá, como lo hace su madre biológica, a esta última la llama por su nombre. A veces ve a Julia, otras veces no, de hecho en ocasiones pasan días sin encontrarse; casi siempre come con la abuela, ella le deja comer con las manos, esto le encanta, dar vuelta la comida, el plato, etc.; pero cuando está Julia, no puede hacerlo, pues le grita cosas que casi no entiende, y hasta le da golpes.

El dibujo es algo que le fascina a Mará, siempre esta pintando cosas, aún cuando no tiene papel, y buscando lápices o algún objeto que tenga a mano, para esto Julia siempre le ayuda, le hace un bosquejo inicial y ella lo rellena a su modo. Cada día le salen cosas nuevas en el papel, y cuando le muestra a la abuela, ésta la ignora.

Jugar con las criaturas que viven cerca de la casa es lo máximo para Mará, no tiene hora de terminación para esto, salvo cuando Julia está en la casa, que siempre la llama al caer el sol; lo cual no ocurre cuando está sola con la abuela, quien sale a tomar mate con las vecinas en la calle, y desde allí la observa sin gritarle.

En el barrio hay algunos / as niños / as que ya van a la escuela, distante a 20 cuadras. Mará ya quiere ir, pues tiene amiguitas que ya van, no sabe para qué van tan lejos cargadas de cosas, pero cuando le muestran sus cuadernos, a ella se le iluminan los ojos, se sorprende de figuras y colores que nunca ha visto. Ella pide en la casa que la lleven a la escuela, pero nadie le explica qué es ese lugar, y nadie le da la certeza de que en realidad podrá ir cuando le llegue la edad adecuada.

BE.