lunes, septiembre 20, 2010

La real responsabilidad del sector empresarial

En diversos ámbitos (sociales, políticos, económicos) desde hace mucho tiempo se viene hablando de un término muy de moda para figurar en los medios y en el “boca a boca”: la Responsabilidad Social Empresarial (RSE). La RSE reúne un sin fin de seguidores en Paraguay y la región, promovida por sectores empresariales, círculos de profesionales, algunas Organizaciones No Gubernamentales (ONG`s), entidades de cooperación internacional, y hasta por los mismos Estados.

El gran movimiento en torno al tema RSE va surgiendo cada vez más, en contraposición a las reales responsabilidades del sector empresarial con el ámbito económico y social del país. ¿Qué más responsabilidad se le debe pedir, exigir o pretender de una empresa cuando la misma cumple con los siguientes criterios?

- Pagar en tiempo y forma a sus empleados, según la legislación laboral.

- Cumplir con toda la carga de seguridad social.

- Brindar seguridad laboral suficiente para un buen desempeño de tareas.

- Pagar los impuestos correspondientes a su producción, comercialización, sea de importación o exportación, según la legislación vigente.

- Garantizar una producción limpia, que no modifique su entorno inmediato.

Las críticas a este sector no son nuevas. Una de las más famosas la realizó el conocido economista Milton Friedman, quien en 1970 señalaba que “hay un y sólo un tipo de responsabilidad social de la empresa: usar sus recursos e involucrarse en actividades que aumenten sus utilidades en la medida en que se mantenga dentro de las reglas del juego, lo que significa involucrarse en una abierta y libre competencia sin estafa o fraude”.

El presupuesto que las empresas destinan a la promoción de sus productos básicamente no ha sido cambiado, puesto que una estrategia para posicionar sus marcas se basa justamente en la fiabilidad de dicha empresa; y que más fiable para una familia de clase media/alta, con un determinado estándar de capacidad adquisitiva, que ver que las marcas que regularmente consume son “buenas” con otras personas. En realidad no existe un gasto real en torno a las acciones de buena voluntad de las empresas, puesto que siguen siendo parte de sus gastos regulares de “marketing”. Hoy día tienen un rubro dividido en dos (Marketing – RSE), pero siempre manteniendo los mismos montos globales; y en el caso de necesitar más recursos, suben el precio de los productos, lo cual no va en detrimento de las ganancias de las empresas, sino en contra del consumidor final que encuentra dicho producto o servicio más caro de lo habitual, para financiar la RSE. O sea, son las personas consumidoras quienes pagan la RSE de las empresas.

Ahora miremos desde el punto de vista relación Estado empresa. Cuando la visión liberal nos dice: menos Estado y mayor empresa o mercado, el RSE nos dice que la empresa se ocupa de acciones que el Estado no contempla, por ser deficiente o no interesarle dicho sector. Lo que omite decir es que el Estado no cuenta con los recursos necesarios para financiar dichas acciones, porque las empresas y el sector de clase alta en Paraguay no pagan sus impuestos debidamente, y no entra en vigencia el Impuesto a la Renta Personal (IRP). El Paraguay tiene presión tributaria más baja de región, con cerca de 13 %. Esa sería la única forma en que el Estado podría estar presente donde nunca ha participado de manera activa. Entonces, se puede inferir que el no pago de impuestos (y por ende el desfinanciamiento del Estado) es negocio rentable para ciertos grupos de poder que se embanderan con el RSE, en detrimento de los intereses reales de las grandes mayorías del país.

Seria sumamente interesante tener los datos de “inversión” de las empresas en RSE, junto con los de marketing, y el mismo tiempo, hacer un comparativo con la carga impositiva y las prestaciones laborales que cada empresa debe abonar al Estado y a sus trabajadores. Es sencillo ser una empresa socialmente responsable, que brinda cierto grado bienestar a un determinado grupo social y territorial. Pero, dada la situación de extrema pobreza a la que se enfrenta el 40% de la población del país, eso sería como una gota de agua en un inmenso océano de dificultades estructurales. Lo que 100 empresas puedan hacer no alcanza, versus un Estado que pueda atender de manera universal y con recursos a su población total. Lo que gaste una empresa en RSE no tiene un impacto real en la vida de las personas, no va solucionar a fondo la situación que se pretende abordar, pasando a ser un mero acto de “nobleza” de marketing.

Entonces ¿que debemos pedir a las empresas? Pues lo que deben hacer, ser empresas y no Estado: que generen fuentes de empleo, que diversifiquen la industria, que creen nuevas fronteras de comercialización, que inviertan en el país, que paguen las prestaciones sociales y laborales correspondientes de sus trabajadores, que paguen un salario justo, que tengan una producción responsable con la naturaleza y los seres humanos. Si hacen todo esto, no es necesario que inviertan recursos en campañas de RSE, pues cada jugador sabría en que posición estar dentro de la cancha.

Aníbal Cabrera Echeverría - septiembre de 2010 – abcabreche@gmail.com

viernes, mayo 21, 2010

Violencia Juvenil, será…?

Aníbal Cabrera Echeverría
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Cuando la sociedad no tiene capacidad de canalizar las energías de las personas jóvenes en espacios socioculturales, en el acceso a empleos dignos, a una educación de calidad para la vida, entonces la opción mas fácil es hablar de jóvenes como promotores de la violencia, pero esto es simplemente un síntoma de cómo estamos hoy en Paraguay.

La gran materia pendiente del Estado es una adecuada articulación de políticas públicas de juventud, que puedan dar respuestas a las necesidades de las personas jóvenes, población mayoritaria del país. Sin embargo hasta la fecha se cuenta con una simple estructura, que no tiene capacidad técnica ni política, y ni hablar del ínfimo presupuesto.

Acaso no se dan cuenta que las personas jóvenes son el reflejo de que lo que pasa más al fondo, más abajo?. La violencia juvenil es tan solo la punta del iceberg, y quienes llevan el timón de este barco llamado Paraguay no han alcanzado a visualizar que si no se realizan maniobras que produzcan cambios reales, vamos a seguir rozando los témpanos hasta hundirnos.

Hay violencia cuando una madre pierde un hijo recién nacido por la mala atención prenatal o los maltratos sufridos durante el parto; cuando se sobrevive el día a día sin tener que comer; cuando hay que caminar kilómetros para llegar a una escuela en donde se dan clases bajo el árbol; cuando en el Congreso se trata el Presupuesto General de Gastos de la Nación, y se asigna mas dinero a las Fuerzas Armadas, olvidándose del Hospital de Clínicas; es dar o recibir coimas a fin de pagar menos impuestos; es detenerse en el semáforo y ver a menores de edad mendigar; todo lo anterior es la verdadera violencia estructural que ante nuestros ojos se ha vuelto normal, pero no lo es.

Existen diferencias, mas no rivalidad, entre las personas jóvenes que viven en el Interior y las Capitales, sea del país o de Departamentos, no hay mejores ni peores jóvenes; sí existe una diferencia en cuanto al acceso a servicios, mayores posibilidades de desarrollo, tanto a nivel personal como económico; pero en ningún caso ni quienes viven tierra adentro o en los “polos de desarrollo”, tienen problemas con la lengua para expresarse. Si no lo hacen, es porque no saben cómo, o en el peor de los casos, piensan que no vale la pena, pues nada va cambiar.

Es urgente terminar con la improvisación, es momento de dar real prioridad a la juventud y dejar de ver a este colectivo como un problema. No por ellos se deben cerrar locales nocturnos a tempranas horas, por el solo hecho que las personas adultas no han sabido ser modelos de vida ejemplares, o que los padres no tengan la suficiente altura moral para controlar a sus hijos, o porque las autoridades respectivas no aplican las leyes según las competencias que les correspondan; y en cualquiera de los casos, porque la sociedad es tan hipócrita que no asume haber sido, hasta ahora, incapaz de estimular la formación de personas íntegras y con altos valores humanos.

Por todo lo anterior, es vital promover una cultura de la participación juvenil por medio del asociacionismo, y buscar estrategias de integración social en los momentos de tiempo libre de las personas jóvenes, brindando de este modo, espacios válidos donde puedan canalizar sus energías de modo positivo. Realizar Políticas de Juventud en serio, solo implica voluntad para vincular esfuerzos existentes, no es necesario ser inventores para descubrir formulas ya conocidas.

Medidas “parches” como la restricción de horario en Asunción no ha solucionado, ni lo va hacer en el futuro, que las personas, sean de la edad que fueran, dejen de beber alcohol, y mucho menos, provoquen incidentes en lugares públicos o privados. Hoy tenemos a una persona herida, mañana podría ser un muerto. Hasta dónde hay que llegar, para frenar, reflexionar y actuar como sociedad, mirando todas las aristas del problema como un todo y no en compartimientos estancos?

http://www.baseis.org.py/base/leermas.php?noticia=29



miércoles, febrero 10, 2010

Las municipales 2010, una oportunidad para la democracia en Paraguay

La caída de la dictadura en Paraguay marca un hito histórico importante, tanto a nivel interno como externo, puesto que en 1989 terminaba una de las dictaduras más largas de Latinoamérica. Durante casi 20 años, se ha transitado por nuevos caminos para quienes habitan está isla rodeada de tierra, y el 20 de abril de 2008, en las elecciones nacionales se logró cambiar de signo político, luego de 60 años de gobierno de un mismo partido, el Colorado.

Las relaciones interpersonales y sociales en el país, se hallan marcada por una fuerte solidaridad, pero al mismo tiempo los signos de una sociedad conservadora pos dictadura, siguen teniendo vestigios autoritarios, donde la capacidad de disenso y la pluralidad, son elementos aun incipientes en el modo de relacionamiento individual y colectivo.

La cultura democrática necesita no solo ser fortalecida, también es prioritario volver a tejer un red de valores que impliquen convivir de manera armónica, practicando actitudes de disenso y pluralidad, teniendo como base la tradicional solidaridad de Paraguay.

En un año electoral, como es el 2010, donde se detenta en la arena política la tenencia del poder de más de 230 distritos municipales en todo el país, y teniendo de referencia el refuerzo de la democracia a nivel local, la escasa cultura democrática traducida a practicas y discursos con vestigios de autoritarismo como consecuencia de la dictadura de 35 años vivida en el país.

Es necesario realizar una campaña de comunicación y formación, que implique el reconocimiento del municipio como una instancia prioritaria para la atención de la ciudadanía, desde el reconocimiento de los derechos y responsabilidades, como el mismo ejercicio que ello implique en las relaciones individuales y colectivas que se tienen en la sociedad paraguaya. Entre otras cosas... claro.