miércoles, febrero 27, 2008

Octubre, 2007

Percepciones vivenciales III: Autonomía de la justicia versus intereses facciosos.

El principio de la independencia de los poderes del Estado es violado de modo sistemático, más aun cuando los intereses de grupos empresariales y facciones políticas hacen uso de su poder económico, e inciden con frecuencia en el manejo de la justicia y las resoluciones emanadas por la misma, sea del ámbito que fuere, civil o militar.

La justicia debe actuar de modo imparcial en el marco de la Constitución Nacional, los tratados internacionales ratificados por el Congreso y las leyes vigentes, brindando garantías reales al respeto de los derechos que tiene cada persona que se encuentra en el territorio nacional.

La base de justicia se rige por la máxima de dar a cada hombre y mujer lo que le corresponde o pertenece según derecho, en donde no pueden existir personas de primera o segunda categoría, pues todas son iguales ante las leyes, sean del nivel socio-económico fuesen, condición física, rasgos étnicos, o cultura.

Los intereses facciosos solo benefician a un determinado grupo de personas, que detentan el poder político por medio de su caudal económico, y donde prima solo el bienestar particular de dicho grupo, por sobre el interés superior del colectivo de la sociedad, sean jóvenes, mujeres, campesinos, obreros.

Cuando estas facciones inciden sobre los espacios de decisión, y por tanto obtienen poder político, comienzan a controlar los distintos ámbitos del aparato burocrático del Estado, sea en el ámbito Judicial, Ejecutivo o Legislativo, en perjuicio de la mayoría de la ciudadanía que no cuentan con las mismas condiciones materiales para desarrollarse como personas, y actuar de modo autónomo.

Así, tenemos que la minoría con poder pasa a ser una mayoría en términos cualitativos, y la mayoría sin poder pasa a tener la condición de minoría, no importando la cantidad de personas que este último grupo represente. Esto en términos reales genera una relación de vasallaje hasta la fecha, pero que se estimaba haber superado con los principios de la Revolución Francesa, de igualdad, libertad y fraternidad.

Las implicancias de esta constante intromisión de los grupos facciosos en la justicia hacen que el equilibrio de poderes se vea afectado; y al mismo tiempo, las garantías que deben ser salvaguardadas por el Estado, como ente regulador de la convivencia de las personas que conforman está nación, son violadas continuamente, de modo impune y sin casi ninguna objeción de parte de la ciudadanía.

La sumisión de las personas es una herencia modelada del régimen dictatorial de décadas pasadas, tras 35 años de dictadura político-militar, pero que sigue vigente; es necesario llegar al grado de comprensión que los Poderes del Estado deben funcionar como un engranaje de reloj que de modo perfecto, ideal, permita a las personas vivir en condiciones dignas, sin buscar salidas extremas, matando los sueños y las esperanzas.

Es tiempo de dejar de bajar la cabeza y guardar silencio, es tiempo de asumir que cada persona tiene una voz, y que la misma suma, es tiempo de dejar de gritar a solas y con los dientes apretados, ha llegado el momento de ser personas, ejercer la ciudadanía, despertarse del sopor inocuo que ha generado la opresión del pensamiento y la libertad de acción; es tiempo de ser personas.

Aníbal Cabrera Echeverría
abcabreche@gmail.com
Paraguay.

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