miércoles, febrero 27, 2008

21/06/2007
Percepciones vivenciales I: Pensar-se como Universidad

Desde hace un tiempo, existe un movimiento de estudiantes en la Universidad Católica - Sede Regional Asunción (Paraguay), que ha venido reflexionando sobre el papel de esta entidad, en la formación de personas, en el aporte a la investigación, en la calidad académica, y la extensión como laboratorio para poner en práctica las teorías; por tanto en la institución como tal, en todas sus dimensiones.

La constante recepción que se ha tenido a estas ideas y propuestas solo se reduce a contestaciones reaccionarias, hasta coercitivas por parte del aparato burocrático de la Universidad, con la mirada complaciente del ámbito académico – docente.

Ante esto, la lectura que se puede hacer gira en torno a lo siguiente:
- No está permitido pensar.
- No está permitido tener ideas diferentes.
- No está permitido disentir.

Esta situación genera permanentemente tensiones entre los diferentes estamentos de la llamada comunidad académica, donde cada parte tiene su propia agenda de trabajo, sin contemplar una agenda colectiva; olvidándose del fin último de la Universidad.

Los espacios institucionales son respetados y utilizados, pero en ocasiones no son suficientes cuando las injusticias son permanentes, y las arbitrariedades se hallan a la orden del día; y la correlación de fuerzas en dichos ámbitos nunca está equilibrada, por tanto el estudiantado se halla en minoría siempre, y sus reivindicaciones relegadas.

El debate se intenta reducir a ámbitos administrativos, y los conflictos se generan por espacios físicos, lo cual indica el nivel de discusión o prioridad que se tiene en una entidad cuya misión se halla cada día más lejos de cumplirse, y los caminos utilizados promueven solamente involución, mediocridad y hasta temor.

La autonomía estudiantil y la ciudadanía universitaria son objetos de burla cada día, pero más lo son cuando guardias de seguridad de una empresa privada inundan los pasillos y el patio de la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas de la Universidad Católica. Antes de 1989, los estudiantes eran moderados por hordas encabezadas por seccionaleros, hoy en el 2007, tiempo después, se intenta moderar el pensamiento y la acción por medio de
hombres armados contratados por la propia casa de estudios, y dirigidos por autoridades administrativas – académicas.

La voz de reclamos, de críticas, de reflexión y pensamiento hecho acción, no puede ser reprimida bajo ninguna circunstancia; es decir, no por ser minoría o mayoría, o dar mayores o menores ingresos a la Universidad, un estudiante puede tener menos y más derecho para expresarse, para ser respetado, para vivir. Todos somos diferentes, todos somos iguales.

Existe el derecho a la protesta, al disenso, a la libre expresión, a la libertad de conciencia, a la libre asociación, al libre tránsito, y a la desobediencia civil; consagrados en la Constitución Nacional, la Carta de los Derechos Humanos, convenciones y tratados interamericanos e internacionales; y cada persona, sea ciudadana de este país y / o del mundo, como también el estudiantado de la Universidad Católica, y de otras entidades tienen el pleno derecho de ejercerlos, y deben tener las garantías necesarias para ello, sin excusas de ninguna índole.

Aníbal Cabrera Echeverría
Estudiante de Sociología / FFCH – UC
abcabreche@gmail.com

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